¿Quién tiene miedo al monstruo del armario?

Yo no. Y a partir de ahora nuestros hijos tampoco. La solución es bien sencilla. Sólo necesitamos un spray como los que usamos para las plantas, dibujos de monstruos en papel y papel de forrar. Hay mil maneras de construirnos nuestro propio “flis flis antimonstruos”.  En este caso propongo una muy sencilla, pero quien prefiera hacer una obra de arte, le animo a ello.

Pegamos nuestros monstruos en el spray y lo forramos para asegurarnos de que quedan bien sujetos. Metemos dentro un poco de colonia y la rebajamos con mucha agua. Lo importante es que tenga olor para que podamos explicar a nuestro hijo que ese líquido, que a los humanos nos huele tan bien, es un repelente muy eficaz contra los monstruos, porque a ellos les apesta.

Hay que rebajarlo bastante, porque puede convertirse en un arma poderosa en manos de los peques. Lo primero que hizo mi hijo mayor en cuanto le di el spray fue dirigirlo a la cara de su hermano. Mucho cuidado y que siempre lo use con la supervisión de un adulto.

Le dejamos que vaporice un poco su habitación, asegurando que con eso ya hay bastante para que al monstruo no se le ocurra asomar la nariz por ahí en una buena temporada, y acompañamos esta actividad con una historia que verse sobre lo buenos y amigables que son los monstruos, pero muy inoportunos porque siempre quieren jugar por la noche cuando los niños tiene que dormir.

Seguro que los más pequeños de la casa duermen mucho más tranquilos a partir de ese momento.

¿Tienes algún truco para acabar con los miedos nocturnos de los niños?