Lapiceros de troncos

Hasta un paseo por el campo puede ser fuente de inspiración. En una escapada familiar encontramos por el camino dos trozos de tronco muy singulares. A mi marido se le ocurrió una feliz idea y tardamos poco en ponerla en práctica. Serían unos lapiceros ideales.

Necesitamos:

La taladradora
Barniz

¡Y nada más!

Admito que de taladrar se encargó el papá de mis hijos porque yo puedo convertirme en un verdadero peligro con ese cacharrejo en mis manos.

Para igualar el reparto de tareas la aplicación del barniz corrió de mi cuenta.

Una vez terminado sólo hubo que acallar la impaciencia mientras se secaba y colocar los lápices y bolígrafos más bonitos de nuestra colección.

Estoy encantada de que unos lapiceros tan originales adornen mi mesa de trabajo. El problema es que a mis hijos también les ha gustado y me temo que pronto cambiarán de manos.