10 consejos para viajar con niños
A simple vista, viajar con niños, puede parecer una misión imposible y es normal que cuestiones del tipo: ¿a dónde vamos?, ¿qué medio de trasporte utilizamos?, ¿cuántas maletas tenemos que llevar?, o ¿cómo nos organizamos allí?, se amontonen en tu cabeza. Es verdad que los viajes con niños nunca pueden ser sinónimo de improvisación, pero si te riges por una serie de pautas todo será más fácil de lo que parecía en un principio.
- Planificación al poder. Olvídate de salir de casa sin rumbo, a lo loco y sin pensar. Si una cosa tienen los viajes en familia es que necesitan una planificación previa. Entre todos podéis elegir dónde queréis ir, cómo vais a llegar hasta allí (coche, avión, tren…), qué actividades realizareis y qué paradas no pueden faltar en vuestra ruta. No os volváis locos con la planificación por horas, pero si debéis llevar una guía de vuestro plan de viaje.
- Piensa en toda la familia. No es lo mismo ir solos de viaje que con los niños. Cuando vais todos los miembros lo mejor es pensar en global y en sitios y actividades que os puedan gustar tanto a padres como a niños.
- Identifica a tus hijos. Con algo tan simple como una pulsera identificativa con sus datos personales y tu número de teléfono por si se despistarán en algún momento. De todos modos, nunca los pierdas de vista.
- No lleves mucho equipaje. En cuestión de maletas, ser prácticos y economizar en bultos es la clave. También es cierto que con niños siempre se necesitan muchos extras y por si acasos, pero debes intentar, en la medida de lo posible, reducirlos al mínimo. Piensa que si echáis algo de menos siempre podréis comprarlo.
- ¿Hotel o casa de vacaciones? Aquí hablamos de una decisión personal. Los hoteles tienen sus ventajas: todo hecho, servicio de habitaciones, animación infantil, comidas incluidas, etc. Y en un apartamento de alquiler es como si estuvieras en tu casa (para lo bueno y lo malo) pero en otra ciudad: no tenéis horarios de comida, podéis cocinar lo que queráis, más espacio…
- Que no se te olvide toda la documentación. Tarjetas sanitarias, pasaportes, DNI… De todos los miembros de la familia, ya que nunca se sabe lo que puede pasar y en estos casos la prevención es lo más importante.
- Ten a mano el botiquín. Con medicamentos básicos que os puedan ayudar con pequeñas molestias como dolor de cabeza, irritación en la garganta, fiebre… Con los niños siempre es bueno llevar en la maleta algún antinflamatorio y analgésico para mitigar cualquier síntoma. Incluye también otras cosas como tiritas o un termómetro.
- Educa viajando. Un viaje es una oportunidad de aprendizaje: cada nuevo contexto permite comprender y dar sentido a nuevos conocimientos. Aprovechad el mapa para enseñarles geografía y orientación; en los paseos podéis trabajar la biología y la geología; el contacto con la gente local os permitirá practicar otros idiomas; descubrir conocimientos de historia al conocer lugares donde quedan restos de otras culturas; calcular el cambio de dinero o los kilómetros que faltan para llegar ayuda a trabajar y afianzar sus conocimientos matemáticos… En definitiva, viajar es aprender.
- Incluye paciencia, calma y tiempo en tu maleta. Vuestros horarios, rutinas y hábitos van a cambiar por unos días y seguro que tus hijos se verán afectados por esos cambios y os lo harán saber con manifestaciones del tipo: llanto, cansancio, pereza, aburrimiento… Antes de saltar, ponerte nervioso o a gritar, cuenta hasta diez y piensa como puede estar afectándoles a ellos tanto cambio.
- Sólo os queda… ¡DISFRUTAR! Porque eso es lo más importante de un viaje en familia, que disfrutéis de cada momento, cada experiencia y cada paso que deis juntos. Hazles participes en todo momento e incluso motívales para que sean ellos los que propongan nuevas actividades. Cuando os queráis dar cuenta el viaje habrá acabado, y aunque el tiempo pase volando, que nunca os quedé la sensación de que no lo aprovechasteis al máximo.